Barcelona queda a un paso atrás del Real Madrid, aunque Xavi y Ancelotti son técnicos similares

Barcelona queda a un paso atrás del Real Madrid, aunque Xavi y Ancelotti son técnicos similares





Han pasado pocas semanas desde que Xavi afirmó que existe "una diferencia abismal" entre Real Madrid y Barcelona. Sinceramente, sería toda una sorpresa si la Casa Blanca no destaca la verdad de sus palabras en la semifinal de la Supercopa de España que se jugará este miércoles (con transmisión EN VIVO vía streaming a las 2 p.m. hora del Este, ESPN+ sólo para Estados Unidos) propinándole una paliza al XI Blaugrana.

El que una vez fuera el mágico mediocampista del Barcelona y que ahora labora como director técnico encargado de extraer petróleo de la situación heredada de Ronald Koeman, esencialmente hablaba de la diferencia de puntos que los separa en la tabla de La Liga. Pero antes del partido que amenaza en convertirse en la quinta derrota consecutiva del Barça a manos del Madrid (algo que no ha ocurrido desde el periodo comprendido entre 1962 y 1964), es probable que Xavi deseara no haber dicho semejante cosa. Porque, de alguna manera, está obligado a convencer a esta plantilla diezmada por las lesiones, que sufre de coronavirus, súper joven, sumamente en ciernes, de que no sufrirán una dolorosa tunda a manos de Luka Modric, Karim Benzema, Vinicius Junior, Eder Militao, Toni Kroos y compañía. De nuevo.

De repente, gracias al surgimiento de Nico y Gavi, el regreso de Ansu Fati, el posible retorno de Pedri, ganador del premio Golden Boy; Luuk De Jong y su producción goleadora y el fichaje por €55 millones de Ferran Torres con gran fanfarria, el Barcelona (al menos en teoría) podría ser capaz de colocar en la cancha su mejor XI, capaz de competir con la mayoría de los equipos incluyendo al Madrid. Pero ese aún no es el caso.

Ansu y Pedri se han perdido la mayor parte de la temporada, al igual que Torres. El volante Frenkie de Jong no estará apto para jugar. Si el zaguero Ronald Araujo logra participar, estará sobre el césped apenas cinco días después de haberse sometido a una cirugía para reparar la fractura de una de sus manos. El central Eric García no estará listo para la actividad competitiva hasta finales de febrero. Para decirlo con toda franqueza, nos encontramos a un millón de kilómetros de distancia del mejor momento para que los culés jueguen contra un Real Madrid que recientemente acumuló varias actuaciones en partidos importantes, imponiéndose a rivales de la talla de la Real Sociedad, Atletico Madrid, Athletic Bilbao y Sevilla en La Liga, junto con los campeones de Italia Inter Milan en Champions League.

Ganar se ha convertido en un reflejo Pavloviano para el Madrid. El científico ruso, ganador del Premio Nobel, se hizo famoso por sus experimentos con el reflejo condicionado de los perros, entrenándolos para que salivaban con hambre cada vez que sonara un timbre. El Madrid son los "Best in Show", para mantener la analogía. A pesar de que en la actual temporada han mostrado su talón de Aquiles con clubes de la talla del Espanyol, Sheriff Tiraspol y Getafe; cada vez que tienen en la mira a un gran rival, reaccionan con carácter punzante, implacable y ganador.

Es algo admirable... y muy peligroso para esta versión del Barcelona.

El defensor Gerard Pique no está de acuerdo. "Soy optimista de poder competir bien. Podemos hacerle daño al Real Madrid", afirmó esta semana el zaguero de 34 años. "En el Clásico del Camp Nou fue injusto que se llevara los tres puntos, por lo que hicimos los dos equipos. Anímicamente no estamos como ahora, estábamos más 'tocados'. El escenario ha cambiado y esperamos aprovecharlo. Vamos en ascenso".

Volveremos a analizar esas palabras después del partido. El fútbol es un deporte impredecible, pero que el Barcelona dé la sorpresa contra estas probabilidades en particular sería un evento sumamente sísmico.

Al menos, Xavi ya ha vivido esta situación.

Un aspecto positivo, dentro de la antigua ecuación del "vaso medio lleno", es que el técnico barcelonista ya vivió una época durante la cual el Madrid puso al Barça de rodillas, cuando la situación dentro del Camp Nou era caótica, plagados por las deudas y profundamente carentes de confianza catalana. Y la Casa Blanca se aprovechó por completo. Lo positivo es que Xavi lo sufrió, aprendió de ello como futbolista y pasó a convertirse en coautor de las temporadas más grandes en toda la historia futbolística del FC Barcelona y la selección de España. Puede que el túnel sea largo y oscuro, pero la luz saldrá a relucir si se avanza en la dirección correcta.

Xavi hizo su debut en el Clásico español siendo un mediocampista de 20 años, emocionante y de vocación organizadora. Sin embargo, fue rápidamente vapuleado 3-0 por un plantel pre-Galáctico que incluía en sus filas a Nicolás Anelka, Geremi, Aitor Karanka y Guti. Durante los cuatro años siguientes, Xavi sólo pudo saborear un triunfo en el Clásico (en un total de ocho encuentros) y formó parte del equipo barcelonista que sufrió la máxima humillación imaginable, quedando eliminado de la semifinal de Champions en 2022 a manos del Madrid de Vicente del Bosque. Toda una desgracia para el catalán que apoyaba, y de hecho adoraba, al Barcelona mucho antes de que apuntará para hacer el grado como jugador en sus filas.

Al igual que Raúl, Iker Casillas o (el caso actual de) Dani Carvajal en el Madrid, la pasión de Xavi por el escudo del Barça comenzó mucho antes de que los cuantiosos sueldos garantizaran semejante nivel de lealtad al club. Irónicamente, fue por aquel entonces (cuando Xavi era joven, el Madrid era dominante y su futuro era tratado con desdén por la mayoría en el Camp Nou) que estuvo a punto de jugar para el hombre que estará en el banquillo opuesto del estadio King Abdullah Sports City en el partido que se jugará a casa llena esta semana: Carlo Ancelotti.

El AC Milan había notado la genialidad de Xavi, olfateando la oportunidad de aprovechar la ineptitud del Barcelona gestionando al hombre que eventualmente se convertiría en el mejor mediocampista de su historia, y montó una repentina operación de compra. Aún quedaban pocos meses para la contratación de Ancelotti, que manejó el plantel Rossonero durante ocho años exitosos. El entonces CEO del Milan Adriano Galliani viajó a la capitán catalana, se reunió con el padre de Xavi y puso sobre la mesa un suculento contrato por cinco años.

A su padre le agradó la idea. Por su parte, Xavi se sentía atraído por el encanto de San Siro y del club que ganó la Copa de Europa de 1989 de forma devastadora en el Camp Nou (con Ancelotti como jugador) 4-0 contra el Steaua de Bucarest, cuando era un niño soñador de nueve años. El pase quedó a poco de concretarse hasta que María Merce, madre de Xavi, le dijo literalmente a su esposo que le pediría el divorcio si su hijo menor se iba a jugar a la Serie A. Fue allí cuando se le informó al Milan que no se daría la negociación.

Xavi haría la mejor vida posible en una era de sequía de trofeos y carente de liderazgo en el Camp Nou... y no le fue tan mal. De hecho, hay más cosas que unen a Ancelotti y Xavi que aquellas que los separan.

Ambos jugaron en posiciones similares en su época de futbolistas activos: ambos brillaron como organizadores y volantes ofensivos. Ambos hicieron sus respectivos debuts a los 18 años. Entre ambos, han alzado el trofeo de Champions League nueve veces. Dejaron el Barcelona y Madrid en junio de 2015: Ancelotti, despedido por sus fracasos en Champions y La Liga; Xavi, con el Camp Nou repleto, música de Bruce Springsteen retumbando en el sonido interno; toda su familia presente, llorando y con tres trofeos sobre la mesa: su segundo Triplete con el club blaugrana.

Sin embargo, no entrenan de la misma forma ni tampoco cuentan con filosofías idénticas relativas a cómo desean que jueguen sus equipos: Ancelotti es especialista en asumir el mantra de "me adaptaré a lo que tengo", mientras que Xavi está en la búsqueda del Santo Grial de un fútbol posicional, basado en la posesión y la presión, dentro de un sistema 4-3-3. A pesar de ello, son increíblemente similares en lo que actualmente es casi la faceta más difícil del trabajo de cualquier técnico en un club de élite repleto de superestrellas: susurrar al oído de sus jugadores.


John Terry comentó a los coautores del libro firmado por Ancelotti "Liderazgo Tranquilo": "Sabes que su entrenamiento es excelente; sin embargo, son los toques personales (preguntar por la familia, preocuparse por los temas fuera de la cancha... para mí, esa es la razón por la que los jugadores lo adoran. En vez de ser distante, siempre se trata de esa mentalidad de grupo". Cambiamos el nombre de Carlo por el de Xavi y, a pesar de la amplia brecha que los separa en experiencia como entrenadores, se podrían aplicar las mismas palabras al técnico catalán.

Hacia el exterior, ambos son absolutos caballeros: de buen humor, optimistas, francos, animados, una maravillosa compañía repleta de historias y sabiduría ganada con el tiempo. Siguen apasionadamente obsesionados con el fútbol en sí, y no sólo por sus carreras individuales, sino también sienten afición por los hombres que hacen grande al fútbol. Poco cambian detrás de cámaras, pero ambos poseen un lado férreamente duro que sacan a relucir si consideran que quienes trabajan para ellos no están totalmente "comprometidos" con la causa.

Durante el descanso del partido que selló la eliminación del Barça de Champions el mes pasado, Xavi se hizo escuchar con un abrasivo discurso en el vestuario: sus palabras eran capaces de despegar la pintura del camerino. Después del encuentro, afirmó que "el FC Barcelona se merece algo mejor que lo que vimos: una nueva era comienza aquí y ahora".


Es raro ver a Ancelotti mostrar su lado más agresivo, bien sea en público o ante sus planteles. Sin embargo, sus ex jugadores y asistentes juran que es capaz de dejarlo ver si no se cumplen con sus niveles de exigencia. En una ocasión, cuando era técnico del Paris Saint-Germain, específicamente durante un encuentro contra el Evian en el cual no les iba muy bien, el italiano con cejas de oruga perdió la calma en el descanso, golpeando la puerta abierta con una contundencia que hizo creer a su asistente Paul Clement que se había lesionado. Después, Ancelotti dio una patada a una caja en el suelo, que salió volando por los aires y golpeó a Zlatan Ibrahimovic en la cabeza.

Durante las dos temporadas previas de Ancelotti a cargo del banquillo madridista, Xavi el jugador le superó... por poco margen. El récord en Clásicos fue 3-2 a favor del Barcelona. Sin embargo, uno de los triunfos de Ancelotti se produjo en la final de Copa del Rey. Entonces, ¿quizás los honores libra por libra quedaron igualados?


Poco después de que ambos dejaran sus respectivos clubes en junio de 2015, Ancelotti y Xavi se volvieron a encontrar en la Leaders Conference, celebrada en Londres, en la que se le pidió a Xavi que presentara un premio para Ancelotti. Dijo: "Es un honor entregar un reconocimiento como este a Carlo, quien ha sido ejemplar en todos los países donde ha entrenado. Ha ganado trofeos en todas las ligas en las que ha trabajado, pero por encima de ganar y perder, siempre ha marcado pautas: respetuoso sin fisuras, con sus jugadores, con sus rivales, con los árbitros. Estoy orgulloso de conocerlo".

La respuesta de Ancelotti, en su estilo característico, fue: "Xavi es maravilloso, un gran ejemplo para todos dentro del fútbol. Más allá de su gran calidad como jugador, siempre ha mostrado una actitud y comportamiento fantásticos sobre la cancha".

Fue una especie de demostración de cariño entre ambos. A pesar de que ambos estén en desacuerdo, gesticular e incluso lleguen a discutir brevemente este miércoles, y a pesar de que se encuentran en fases totalmente distintas de sus carreras como directores técnicos, Ancelotti y Xavi comparten mucho más de lo que los divide. Volantes magníficos, grandes entrenadores, dos obsesionados con el fútbol. Dos hombres decentes.




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